Historia de la Iglesia
‘Eres una dama elegida’


“‘Eres una dama elegida’” Revelaciones en contexto 2016

“Eres una dama elegida”, Revelaciones en contexto

“Eres una dama elegida”

D. y C. 24, 25, 26, 27

Imagen
retrato de Emma Smith

Durante los meses siguientes a la organización de la Iglesia de Cristo (nombre con el que se conocía a la Iglesia en aquel entonces) en abril de 1830, Emma Hale Smith empezó a comprender más plenamente lo que el llamamiento profético de su esposo llegaría a significar para ella y su joven familia. Emma, que había cumplido veintiséis años el 10 de julio de 1830, se había casado con José tres años antes, a pesar de la objeción de sus padres, Isaac y Elizabeth Hale1. Emma creía en las visiones y revelaciones que había recibido su esposo, y esos tres años tan agitados le habían confirmado que él era en verdad un profeta.

Para cuando se casaron, José ya se había reunido con el ángel Moroni una vez al año, durante tres años consecutivos, en un cerro cerca de Palmyra, Nueva York, para hablar acerca de las planchas de oro a partir de las cuales él traduciría el Libro de Mormón. En otoño de 1827, Emma fue con José y esperó en la carreta mientras él recibía las planchas de oro. Pronto empezó a ayudar como escribiente en el proceso de traducción. “Con frecuencia escribía día tras día”, recordó posteriormente, “solía sentarme a la mesa cerca de él, que se sentaba con el rostro metido en su sombrero, donde estaba la piedra, y dictaba hora tras hora, sin nada entre nosotros […]. Él no tenía ningún manuscrito ni libro del cual pudiera leer […]. Si hubiera tenido algo así, no me lo habría podido ocultar […]. Las planchas solían estar sobre la mesa, sin ánimo alguno de ocultarlas, envueltas en un mantel pequeño […]. En una ocasión pude tocarlas mientras así se encontraban sobre la mesa, y palpé su contorno y forma”.

Décadas después, se maravillaba ante lo que había sucedido. Recordaba que en la época en la que contrajo matrimonio, José “no podía escribir ni dictar una carta coherente y bien redactada, y mucho menos dictar un libro como el Libro de Mormón”2.

Las pruebas de Emma

No obstante, esas experiencias espirituales estuvieron acompañadas de dificultades y dolor. José y Emma vivieron primero con la familia Smith en Manchester, Nueva York, y posteriormente se mudaron a vivir con la familia Hales en Harmony, Pensilvania, donde había crecido Emma. Durante sus primeros años de matrimonio, la pareja se mudó al menos cuatro veces entre Harmony y la parte norte del estado de Nueva York, recorriendo aproximadamente 480 kilómetros en cada ocasión. En junio de 1828, Emma dio a luz a un hijo que “murió a la misma hora” de su nacimiento3. Sus primeros años estuvieron inmersos en la pobreza. José escribió en 1829 que se habían vuelto sumamente pobres (“con propiedades tan reducidas”, en sus propias palabras) y que el padre de Emma “estaba a punto de echarme de la casa. Yo no tenía adónde ir y clamé al Señor que me proveyera para que pudiera llevar a cabo la obra que me había mandado”4. En esos momentos de necesidad, sus fieles amigos (como Josiah Stowell, Martin Harris y Oliver Cowdery) ayudaron económicamente a José y a Emma con frecuencia.

A pesar de esas dificultades, Emma deseaba ser bautizada en junio de 1830. José y Emma viajaron hasta Colesville, Nueva York, donde ella fue bautizada, junto con varios otros conversos, entre ellos algunos miembros de la familia Knight, que también los habían apoyado económicamente durante la traducción del Libro de Mormón. Sin embargo, en las primeras horas de la mañana del domingo 27 de junio, los opositores a la Iglesia recién fundada destruyeron una presa que habían construido para los bautismos. A la mañana siguiente, temprano, según relata la historia de José Smith, “nos encontrábamos alerta y, antes de que nuestros enemigos se dieran cuenta, habíamos reparado el dique y empezamos a bautizar”. Oliver Cowdery bautizó a Emma y a doce personas más. Antes de que finalizara el servicio bautismal, “el populacho empezó a congregarse de nuevo y, poco después de retirarnos, ya había unos cincuenta hombres”. José, Emma y el resto de miembros de la Iglesia se marcharon a casa de Joseph Knight, padre, pero pronto se vieron rodeados por hombres “furiosos y que, aparentemente, deseaban cometer actos violentos contra nosotros”. La historia de José Smith continúa así: “Algunas personas nos hicieron preguntas y otras nos amenazaron, así que pensamos que sería prudente que nos marcháramos y fuéramos a casa de Newel Knight”5. Sin embargo, esas personas siguieron a los santos y el acoso continuó.

Los santos planificaron una reunión para esa noche, en la que Emma y el resto de personas recién bautizadas recibirían el don del Espíritu Santo y serían confirmadas miembros de la Iglesia. No obstante, mientras estaban reunidos, un alguacil detuvo a José Smith “acusándolo de alborotador, de causar tumultos en el país por predicar acerca del Libro de Mormón”. El alguacil explicó que el populacho esperaba hacerle una emboscada a José tras su detención; sin embargo, el alguacil “estaba decidido a salvarme de ellos, ya que le parecí una persona distinta a lo que se le había descrito”. Poco después se encontraron con el populacho, pero para “gran decepción” de aquellos justicieros, el alguacil “fustigó al caballo y me llevó hasta estar fuera de su alcance”. Tras llegar a South Bainbridge, en el condado de Chenango, el alguacil permaneció con José Smith esa noche “en una habitación de la planta superior de una taberna”. Para proteger a José, el alguacil “durmió esa noche con los pies contra la puerta y un mosquete cargado a su lado”6.

José Smith fue juzgado y absuelto en South Bainbridge, y fue detenido inmediatamente para ser juzgado por acusaciones similares en el vecino condado de Broome. El segundo alguacil trató a José con severidad al principio. Cuando llegaron al condado de Broome, según se asienta en la historia de José Smith, “me llevó a una taberna y allí se reunieron varios hombres, que se valieron de todos los medios a su alcance para maltratarme, ridiculizarme e insultarme”. Escupieron a José y exigieron que les profetizara algo. Como se encontraban relativamente cerca de su casa, José pidió que se le “permitiera el privilegio de pasar la noche en casa con mi esposa”, pero el alguacil denegó su petición7.

Tras un segundo juicio celebrado al día siguiente, José volvió a quedar absuelto. Entonces, el alguacil, según la historia de José Smith, “me pidió perdón”8. Luego de enterarse de los planes del populacho de cubrir a José de alquitrán y plumas, el alguacil lo ayudó a escapar. José llegó sano y salvo a casa de Elizabeth Hale Wasson, la hermana de Emma, que vivía cerca.

Durante la ausencia de su esposo, Emma “esperaba con gran ansiedad la resolución de esos procedimientos impíos”9. Se había reunido con otras mujeres “con el propósito de orar por la liberación” de su esposo10. Una vez reunidos, José y Emma se marcharon a casa, a Harmony, Pensilvania, a principios de julio. Junto con Oliver Cowdery, José hizo otro viaje infructuoso a Colesville para confirmar a los santos recién bautizados, pero rápidamente regresó a Harmony al enfrentarse a un resurgimiento de la oposición11.

Abundancia de revelación

Después de su regreso a Harmony, José Smith recibió tres revelaciones en julio de 1830. La primera revelación, ahora conocida como Doctrina y Convenios 24, iba dirigida a José y a Oliver Cowdery, “para hablarles acerca de sus llamamientos”. La revelación les recordó que habían sido llamados “para escribir el Libro de Mormón, y a mi ministerio”. La revelación, que probablemente hacía referencia en parte a su reciente oposición, continuaba así: “… te he elevado de tus aflicciones y te he aconsejado, de manera que has sido librado de todos tus enemigos”12.

La revelación también hablaba de la situación material de José Smith y le indicaba que debía visitar a los miembros de la Iglesia de Colesville, Fayette y Manchester después de “sembrar… [sus propios] campos”. La revelación aclaraba que José debía ser asistido por los miembros de la Iglesia para que pudiera “[dedicar] todo [su] servicio a Sion”. Se le dijo: “Mas para los trabajos temporales no tendrás fuerza, porque este no es tu llamamiento”13. Esa revelación les dio a entender a José y Emma, que tendrían problemas económicos y que debían confiar en el apoyo de los miembros de la Iglesia por causa de su dedicación al ministerio.

Cualesquiera que fueran las esperanzas de Emma para su vida matrimonial, difícilmente podía haberse imaginado hasta qué punto las personas que se oponían a la nueva Iglesia llegarían a intimidar físicamente y a acosar judicialmente a la familia Smith, ni la forma en que las exigencias de la predicación y la administración de la Iglesia llegarían a alejar a su esposo de su granja y de su familia, alterando su vida familiar y poniendo en peligro su sustento.

En medio de estas inquietudes y decepciones, José recibió una revelación dirigida a Emma, Doctrina y Convenios 25, que reiteraba: “Y de cierto te digo que desecharás las cosas de este mundo y buscarás las de uno mejor”. Por medio de esta revelación, Emma recibió palabras de consuelo e instrucción. Se le dijo: “No murmures a causa de las cosas que no has visto, porque se han retenido de ti y del mundo”, tal vez en referencia a las planchas de oro, que Emma recordó posteriormente que había tocado en una ocasión, pero que no las vio. La revelación llamaba a Emma “una dama elegida” y le decía que “el oficio de tu llamamiento consistirá en ser un consuelo para mi siervo José Smith, hijo, tu marido, en sus tribulaciones, con palabras consoladoras, con el espíritu de mansedumbre”. La revelación también hablaba de la obra de Emma en la Iglesia y prometía que sería “ordenada” por su esposo “para explicar las Escrituras y para exhortar a la iglesia”14. Además, se mandaba a Emma a que sirviera como escribiente de su esposo y que compilara un himnario. Posteriormente, José Smith explicó que Emma “fue ordenada en ese momento, cuando se dio la revelación, para explicar las Escrituras a todos; y para enseñar a las mujeres de la comunidad; y que no solo ella, sino que otras mujeres podían recibir las mismas bendiciones”15.

La tercera revelación recibida por José Smith en julio de 1830, actualmente canonizada como Doctrina y Convenios 26, mandaba a José, junto con Oliver Cowdery y John Whitmer, a dedicar su tiempo “al estudio de las Escrituras, a la predicación, y a la confirmación de la iglesia en Colesville, y al cultivo de vuestros terrenos”16.

A principios de agosto, unas semanas después de recibir estas tres revelaciones, Newel y Sally Knight viajaron desde Colesville, Nueva York, para visitar a José y Emma Smith en Harmony, Pensilvania. Sally Knight había sido bautizada el mismo día que Emma, pero ninguna de las dos había sido confirmada. La historia de José Smith lo relata así: “Se propuso que las confirmáramos y que participáramos juntos de la Santa Cena, antes de que él y su esposa se marcharan de este lugar. Con el fin de prepararnos para ello, me puse en camino para ir en busca de un poco de vino para la ocasión, pero sólo había recorrido una corta distancia cuando se me apareció un mensajero celestial y recibí la siguiente revelación”17.

El ángel advirtió a José Smith que no debía “comprar vino, ni bebidas alcohólicas a [sus] enemigos”18. Entonces, José regresó a casa y “prepar[ó] un poco de vino de [su] propia hechura” para la reunión de confirmación, en la que participarían la familia Smith, la familia Knight y John Whitmer. La historia de José Smith registra lo siguiente: “Participamos juntos de la Santa Cena, tras lo cual confirmamos a estas dos hermanas en la Iglesia y pasamos la tarde de una manera gloriosa. El Espíritu del Señor se derramó sobre nosotros, alabamos a Dios el Señor y nos regocijamos enormemente”19. Estas cuatro revelaciones, recibidas entre julio y septiembre de 1830, dieron instrucciones vitales a José y Emma Smith, así como a otros miembros de la Iglesia, durante los meses de formación que siguieron a la organización de la Iglesia.

Emma, en particular, atesoró la revelación dirigida a ella. Con la ayuda de William W. Phelps, ella siguió las instrucciones del Señor para recopilar el primer himnario de la Iglesia20. En 1842, José Smith leyó la revelación a Emma durante la reunión de organización de la Sociedad de Socorro. También leyó 2 Juan 1, que hace referencia a la “señora elegida”, y explicó que era “llamada una dama elegida” porque había sido “elegida para presidir”21. José declaró que “la revelación se había cumplido con la elección de la hermana Emma para ocupar la presidencia de la Sociedad”22.

La revelación acerca de Emma Smith, recibida durante los turbulentos meses veraniegos de 1830, fue aplicada y analizada en las reuniones de la Sociedad de Socorro durante el siglo XIX. Por ejemplo, en una celebración de jubileo del aniversario número cincuenta de la Sociedad de Socorro, que tuvo lugar en 1892 en el Tabernáculo de Salt Lake, “Zina Y. W. Card […] leyó en voz muy clara y distintiva la revelación dada a Emma Smith, por medio de José el Vidente […] en la cual se llama a la hermana Emma una dama elegida”23. Las primeras Presidentas Generales de la Sociedad de Socorro fueron llamadas, en ocasiones, “dama elegida”. Por ejemplo, cuando Zina D. H. Young se convirtió en la Presidenta General de la Sociedad de Socorro, Emmeline B. Wells (que posteriormente serviría como Presidenta General de la Sociedad de Socorro), le escribió y le dijo: “La felicito, mi amada hermana, por haber sido llamada a ser, según las palabras de José, el Profeta, ‘La dama elegida’”24.

  1. Joseph Smith III, “Last Testimony of Sister Emma”, Saints’ Herald, tomo XXVI, nro. 19, 1 de octubre de 1879, pág. 289.

  2. Joseph Smith III, “Last Testimony of Sister Emma”, págs. 289-290.

  3. José Smith, “History, 1834–1836”, pág. 9, josephsmithpapers.org.

  4. José Smith, “Letter to William Phelps, 27 November 1832”, en Joseph Smith Letterbook págs. 1, 6, josephsmithpapers.org.

  5. José Smith, “History, 1838–1856, volume A-1 [23 December 1805–30 August 1834]”, pág. 43, josephsmithpapers.org.

  6. José Smith, “History, 1838–1856, volume A-1”, pág. 44, josephsmithpapers.org.

  7. José Smith, “History, 1838–1856, volume A-1”, pág. 45, josephsmithpapers.org.

  8. José Smith, “History, 1838–1856, volume A-1”, pág. 47, josephsmithpapers.org.

  9. José Smith, “History, 1838–1856, volume A-1”, pág. 47, josephsmithpapers.org.

  10. “Some of the Remarks of John S. Reed, Esq., as Delivered before the State Convention”, Times and Seasons tomo V, nro. 11, 1ºde junio de 1844, pág. 551.

  11. José Smith, “History, 1838–1856, volume A-1”, pág. 47, josephsmithpapers.org.

  12. “Revelation, July 1830–A [D&C 24]”, en Revelation Book 1, pág. 32, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 24:1.

  13. “Revelation, July 1830–A [D&C 24]”, págs. 32–33, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 24:3, 7, 9.

  14. “Revelation, July 1830–C [D&C 25]”, en Revelation Book 1, págs. 34–35, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 25:3–5, 7, 10.

  15. “Nauvoo Relief Society Minute Book”, pág. 8, josephsmithpapers.org; la palabra “ordenada”, tal y como se utiliza aquí, corresponde a la expresión “apartada” en el uso moderno.

  16. “Revelation, July 1830–B [D&C 26]”, en Revelation Book 1, pág. 34, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 26:1.

  17. José Smith, “History, 1838–1856, volume A-1”, pág. 51, josephsmithpapers.org.

  18. “Revelation, circa August 1830 [D&C 27]”, en Revelation Book 1, pág. 35, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 27:3.

  19. José Smith, “History, 1838–1856, volume A-1”, págs. 51–52, josephsmithpapers.org. La historia de José Smith también explica que solo la primera parte de la revelación “fue escrita en este momento y el resto [de la revelación] el mes de septiembre siguiente”. Las versiones anteriores del manuscrito solo contienen la primera parte, mientras que la copia más antigua que se conserva de la última parte se encuentra en la edición de 1835 de Doctrina y Convenios.

  20. Véase Emma Smith, compilación de “Collection of Sacred Hymns, 1835”, josephsmithpapers.org.

  21. “Nauvoo Relief Society Minute Book”, pág. 9, josephsmithpapers.org.

  22. José Smith, “Journal, December 1841–December 1842”, pág. 91, josephsmithpapers.org.

  23. “Relief Society Jubilee, Exercises at the Tabernacle”, Woman’s Exponent, tomo XX, nro. 18, 1 de abril de 1892, pág. 140.

  24. Carta de Emmeline B. Wells a Zina D. H. Young, 24 de abril de 1888, Zina Card Brown Family Collection, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.