“No puede cerrar mi corazón”

Los santos de Ghana y la Paralización

El 14 de junio de 1989, el gobierno de Ghana prohibió todas las actividades de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en el país. Los misioneros extranjeros fueron enviados a casa, los centros de reuniones fueron clausurados y los miembros de la Iglesia se vieron obligados a ser muy discretos durante ese tiempo, que llegó a conocerse como la “paralización”.

“Era como quedar huérfano”, dijo Kweku Ghartey, quien era miembro, al recordar la situación. Sin tener idea de cuándo se produciría el final de la paralización, muchos miembros afrontaron desafíos como la confusión y la presión social.

La Iglesia autorizó a los miembros a llevar a cabo reuniones en sus hogares. Los domingos los pasaban cantando himnos, leyendo las Escrituras y participando de la Santa Cena en familias y grupos pequeños.

“Nuestros hogares se convirtieron en santuarios del Espíritu”, relató William Acquah.

Maestros orientadores y maestras visitantes activos y dedicados también desempeñaron una función esencial al mantener a los miembros de la Iglesia de Ghana unidos durante la paralización. Los nuevos conversos permanecieron en contacto con otros miembros gracias a esas importantes visitas. Los miembros comenzaron a darse cuenta de que, aunque faltaba la presencia física de la Iglesia, todavía estaban disfrutando de las bendiciones de vivir el Evangelio.

“Nos dimos cuenta de que la Iglesia no es el centro de reuniones que las autoridades nos habían quitado, sino que se encontraba en nuestro propio corazón”, dijo Doris Aggrey-Barlow.

En noviembre de 1990, el gobierno de Ghana dio fin a la paralización, y los miembros de la Iglesia, que habían sido intensamente probados, se regocijaron al reunirse una vez más en sus capillas y centros de reuniones.

Emmanuel Kissi, una de las personas que había esperado más tiempo la llegada de la Iglesia a Ghana en 1978 y que vio su fe nuevamente recompensada cuando el gobierno levantó la prohibición, resumió la experiencia de los santos en Ghana: “Hemos pasado por el horno de la aflicción. Hemos salido refinados”.