Emma Hale Smith

29 April 2019

Primera Presidenta General
de la Sociedad de Socorro

1842–1844

Emma Hale Smith, primera Presidenta General de la Sociedad de Socorro, previó la gran obra de la Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo cuando ésta se constituyó el 17 de marzo de 1842. El profeta José Smith había prometido organizar a las mujeres “siguiendo el modelo del sacerdocio”1. En esa primera reunión, Emma dijo a las mujeres: “Vamos a hacer algo extraordinario. Cuando un barco se atasque en los rápidos con una multitud de mormones a bordo, consideraremos eso como una petición de auxilio; esperamos oportunidades extraordinarias y llamamientos apremiantes”2. Aquellas hermanas hicieron frente a llamamientos apremiantes y oportunidades extraordinarias, y aún lo hacen.

Casi 12 años antes de organizarse la Sociedad de Socorro, el profeta José Smith había recibido una revelación en la que el Señor se refirió a Emma como “una dama elegida a quien he llamado”. Después se le dijo que sería “ordenada… para explicar las Escrituras y para exhortar a la iglesia, de acuerdo con lo que te indique mi Espíritu” (D. y C. 25:3, 7). José dijo que su llamamiento como presidenta de la recientemente formada organización de la Sociedad de Socorro era el cumplimiento de esa profecía.

Infancia y matrimonio

Emma nació el 10 de julio de 1804 en Harmony Township, Pensilvania. Era la séptima hija de Elizabeth Lewis e Isaac Hale. Emma conoció por primera vez a José Smith en 1825, mientras él se alojaba con la familia de ella. Emma y José se casaron el 18 de enero de 1827 en contra de los deseos del padre de ella. En diciembre de ese año José comenzó a trabajar en el Libro de Mormón. Emma y José tuvieron once hijos, aunque sólo cinco vivieron hasta una edad adulta. Emma murió el 30 de abril de 1879 en Nauvoo, Illinois.

Quizás el mayor ejemplo y legado que Emma dejó fue la manera de cumplir el llamamiento que recibió a través de Doctrina y Convenios 25:5, cuando el Señor la instruye para que sea un consuelo para su esposo “en sus tribulaciones, con palabras consoladoras, con el espíritu de mansedumbre”. Probablemente las propias palabras de José describen mejor el consuelo que ella le proporcionó: “Con qué indecible deleite y éxtasis de gozo me llenó el pecho aquella noche, al tomar de la mano a mi amada Emma, mi esposa, la esposa de mi juventud y la escogida de mi corazón… Al verla otra vez allí… fuerte, firme, resuelta, ¡mi inquebrantable y amorosa Emma!”3.

Puntos destacados de su servicio

Emma propuso el nombre de Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo. Aunque por un tiempo hizo de escribiente para José mientras él traducía el Libro de Mormón, Emma nunca vio las planchas de oro. Fue un instrumento clave para que se recibiera la Palabra de Sabiduría, ya que fue ella quien expresó preocupación al Profeta sobre el hábito del tabaco de muchos hombres de la Iglesia. En 1843 organizó un comité de visitas (el germen de las maestras visitantes) y compiló el primer himnario de la Iglesia.

Su corazón

Emma hizo conocer sus mayores deseos en una carta a José: “Deseo tener el Espíritu de Dios para conocerme y comprenderme a mí misma, para superar cualquier obstáculo de costumbre o de carácter que no me conduzca a alcanzar mi exaltación en los mundos eternos. Deseo tener una mente fructífera, activa, para comprender sin dudar los designios que Dios revela por medio de sus siervos”4.