Mientras criaba a ocho hijastros, Ada Bitner Hinckley dio a luz a su primer hijo biológico: un niño llamado Gordon.
Como misionero, Gordon B. Hinckley desarrolló una gran capacidad para hablar en público en Hyde Park de Londres, debido a que tuvo que interactuar con muchas personas y situaciones.
Gordon B. Hinckley fue ordenado apóstol. Más tarde, serviría como consejero de tres presidentes de la Iglesia.
Gordon B. Hinckley fue apartado como Presidente de la Iglesia. Sirvió durante trece años.
“Cada uno de los templos edificados por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días expresa el testimonio de este pueblo de que Dios nuestro Padre Eterno vive [y] de que Él tiene un plan para bendecir a Sus hijos e hijas ”. . . “Todos lostemplos, ya sean grandes o pequeños, viejos o nuevos, demuestran nuestro testimonio de que la vida venidera más allá de la tumba es muy real y cierta como lo es la vida terrenal”.
“Sigan adelante en la vida con una mirada optimista y una sonrisa, pero con un grandioso y firme propósito en su corazón”.
“Cualquier hombre de esta Iglesia que abuse a su esposa, la degrade, la insulte, que ejerza injusto dominio sobre ella, es indigno de poseer el sacerdocio. A pesar de que haya sido ordenado, los cielos se retirarán, el Espíritu del Señor será ofendido y se acabará la autoridad del sacerdocio de ese hombre”.
“Oh Dios, nuestro Padre Eterno, como siervo tuyo me inclino ante ti en oración… Bendícelos para que sean alegres unas veces y serios otras, a fin de que puedan disfrutar de la vida y beber de su plenitud. Bendícelos para que puedan andar de manera aceptable delante de ti como Tus preciados hijos e hijas. Todos ellos son Tus hijos, con la capacidad de hacer cosas grandes y nobles”.
“De todas las cosas por las que me siento agradecido hay una que ocupa el lugar más destacado, y es mi testimonio viviente de Jesucristo”.
“Jesús es el Cristo, el Mesías prometido, que vino a la tierra en las más humildes circunstancias, que recorrió los polvorientos caminos de Palestina enseñando y sanando, que murió en la cruel Cruz del Gólgota y resucitó al tercer día. Ésta es Su Iglesia. Lleva Su nombre. Cada uno de nosotros somos Sus siervos”.
Otras lecturas
Gordon B. Hinckley (1910-2008)
Ballard, M. Russell. “Presidente Gordon B. Hinckley: Una ancla de fe”, Liahona, octubre de 1994, págs. 8-15.
Holland, Jeffrey R. “El presidente Gordon B. Hinckley: Valiente y denodado”,
Liahona, agosto de 1995, págs. 12–14
Hinckley, Gordon B. "La piedra cortada del monte". Conferencia General de octubre de 2007.