Rachel Ivins Grant da a luz a su único hijo, un niño llamado Heber. El padre de Heber, Jedediah, fallece nueve días después.
Rachel Ivins Grant sirvió como presidenta de la Sociedad de Socorro de su barrio durante treinta años. “De niño me crié en las reuniones de la Sociedad de Socorro”, recordaba Heber J. Grant. Su testimonio del profeta José Smith procedía, en parte, de los testimonios de las “buenas, bellas, inteligentes y maravillosas mujeres” que dirigían la Sociedad de Socorro en Utah y habían conocido a José Smith en Nauvoo.
“Creo que, más que la influencia de mis amigos, Nefi ha dejado una huella en mi alma y en mi corazón, y ha sido una de las estrellas que han guiado mi vida”, dijo Heber J. Grant”.
Heber J. Grant fue el primer profeta nacido en Utah y el último que practicó el matrimonio plural.
Heber J. Grant fue ordenado al oficio de Apóstol después de una revelación escrita recibida por conducto del presidente John Taylor.
Como apóstol, el élder Grant sirvió misiones en la parte sudoeste de los Estados Unidos, abrió una misión en Japón y dirigió una misión en Europa.
Durante el pánico financiero de 1893, Heber J. Grant consiguió préstamos que libraron a la Iglesia de insolvencia y a muchos miembros de serios problemas económicos.
Heber J. Grant llega a ser Presidente de la Iglesia. “La idea de la responsabilidad que descansaba sobre mí era abrumadora”, dijo.
Durante la época de Heber J. Grant como Presidente de la Iglesia, las comunidades de Santos de los Últimos Días fuera de la región de las Montañas Rocosas llegaron a estar más asentadas y a ser más visibles.
Heber J. Grant trabajó para mejorar las relaciones con las personas que no eran miembros de la Iglesia probablemente más que ninguno de los anteriores presidentes. Con frecuencia hablaba en las reuniones de organizaciones cívicas y empresariales y se preocupaba por los sentimientos de los demás. Cuando se presentó el Plan de bienestar de la Iglesia en 1936, muchas personas vieron a la comunidad mormona como un modelo en lugar de una amenaza.
Heber J. Grant nació antes de que el ferrocarril llegase a Utah y vivió para guiar a los santos a través de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra Mundial. Murió en 1945.
“Siempre hay dos espíritus luchando con nosotros: uno que nos dice que continuemos haciendo el bien y otro que nos dice que somos indignos por motivo de las faltas y fallas de nuestra naturaleza”.
“No pediré a ningún hombre que sea más generoso con sus recursos de lo que yo soy con los míos… No pediré a nadie que observe la Palabra de Sabiduría de modo más estricto que yo. No pediré a nadie que sea más concienzudo ni más puntual en el pago de sus diezmos y ofrendas de lo que lo seré yo. No pediré a nadie que esté más dispuesto a venir temprano y a irse tarde, ni a trabajar con todas las fuerzas de su mente y de su cuerpo de lo que lo haré yo, siempre con humildad”.
“El hombre es, como todos sabemos, un triple ser. Primero y ante todo está el espíritu; después, la mente o el intelecto y, por último, el cuerpo. A menos que cultivemos adecuadamente el espíritu, nuestra formación no es completa y somos seres parciales”.
“No importa qué tierra habitemos, el evangelio del Señor Jesucristo nos hace hermanos y hermanas, interesados los unos por otros, ansiosos por comprendernos y conocernos mutuamente”.
“Rogamos que el espíritu que ahora enfurece el corazón de los hombres con odio, explotación y deseo de dominar, pueda ser reemplazado por el espíritu de reconciliación y perdón”.
“Expreso mi simpatía por nuestros jóvenes a causa de las tentaciones que los rodean. Les insto, como siempre he hecho, a vivir plenamente el evangelio de Jesucristo. De ese modo tendrán salud y felicidad y alcanzarán el éxito en esta vida y tendrán reservada una eternidad de gozo para ellos en la vida venidera. Los bendigo con valor para afrontar los problemas que tienen por delante”.
“Les dejo mi testimonio de que Dios vive, que Jesús es el Cristo, que José Smith fue y es un profeta de Dios… ¿Cómo lo sé? Lo sé, así como sé que estoy ante ustedes esta noche. Conozco el calor; conozco el frío; conozco el gozo y el pesar; y les digo que en momentos de tristeza, en momentos de aflicción y de muerte, Dios ha escuchado y contestado mis oraciones, y yo sé que Él vive”.
“No tengo palabras para expresar mi gratitud a Dios por este conocimiento que poseo. Una y otra vez se ha fundido mi corazón, mis ojos han llorado lágrimas de gratitud por el conocimiento de que Él vive y que este Evangelio, llamado mormonismo, es en verdad el plan de vida y salvación, que es en verdad el evangelio del Señor Jesucristo”.
(Conference Report, abril de 1945, pág. 10 ).
“Que Dios nos ayude, a ustedes y a mí, y a cada santo de los últimos días, a llevar una vida que demuestre al Señor que nuestro testimonio de la divinidad de esta obra no consiste en palabras vacías”.
Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Heber J. Grant, 2002
Bryant S. Hinckley, Heber J. Grant: Highlights in the Life of a Great Leader, 1951.
Heber J. Grant, “Practice Makes Possible” Improvement Era, tomo III, 1900, pág. 886.
Heber J. Grant, “The Nobility of Labor” Improvement Era, 1899, págs. 81-86.
Ron Walker, Qualities That Count: Heber J. Grant as Business, Missionary, and Apostle, 2003.