• Preparación

    • 3 de abril de 1814

      Nace en Mantua, Condado de Portage, Ohio; hijo de Oliver Snow y Rosetta Lenora Pettibone.

    • Ministerio

    • 1837-1852

      Sirve misiones en Ohio, sur de Misuri, Illinois, Kentucky, Inglaterra, Italia, Suiza y Malta

    • Enseñanzas

    • “…el Espíritu del Señor descansó poderosamente sobre mí; los ojos de mi entendimiento fueron abiertos y vi, tan claro como el sol del mediodía, con maravilla y asombro, el sendero de Dios y del hombre. Redacté el siguiente verso, el cual expresa la revelación tal y como se me mostró… Así como el hombre es, Dios una vez fue. Así como Dios es, el hombre puede llegar a ser”

    • “Ningún obispo sabio dejará de apreciar la labor de la Sociedad de Socorro en su barrio. ¿Qué podría hacer el obispo sin la Sociedad de Socorro? Quisiera decirles a todos los obispos de la Iglesia: alienten a las hermanas de la Sociedad de Socorro y apóyenlas en su obra de caridad y benevolencia, y ellas llegarán a ser una bendición para ustedes y para el pueblo”.

    • “Cuando regresemos a la otra vida y hallemos a nuestros amigos fallecidos que vivan allí, si no hemos realizado la labor que es necesaria para su exaltación y gloria no nos sentiremos muy alegres, ni será un encuentro muy agradable”.

    • Testimonio

    • “No hay ningún hombre que conozca mejor que yo la verdad de esta obra. La conozco plenamente; la conozco con claridad. Sé que hay un Dios tan bien como cualquier hombre lo sabe, porque Dios se ha revelado a mí. Lo sé sin duda. Nunca olvidaré las manifestaciones del Señor; nunca las olvidaré, mientras perdure la memoria; son parte de mí”.

    • “Una o dos palabras acerca de José Smith. Es posible que haya muy pocos hombres vivos ahora que hayan estado tan familiarizados con José Smith, el Profeta, como yo lo estuve. Estuve con él con frecuencia; lo visité cuando estaba en familia, me senté a su mesa, me relacioné con él en diversas circunstancias y tuve entrevistas privadas con él en busca de consejo. Sé que Joseph Smith fue un profeta de Dios; yo sé que él era un hombre honorable, un hombre moral [...]. El Señor me ha mostrado [...] que él era un profeta de Dios”.

    • Lorenzo Snow a los setenta y ocho años de edad