La Arboleda Sagrada

Don Enders
20 February 2019

Cuando Joseph Smith, padre, y su hijo Alvin compraron la granja de 40 hectáreas cerca de Palmyra, Nueva York, el terreno, al igual que la mayor parte de las tierras circundantes, estaba cubierto por un magnífico bosque de madera dura. Muchos de los árboles tenían entre 200 y 350 años de antigüedad. Arces, hayas, carpes y cerezos salvajes dominaban el paisaje, intercalados con fresnos, robles, nogales y olmos. Este bosque tenía unos 270 árboles por hectárea, muchos de 30 centímetros o más de diámetro. El estrato superior de este bosque alcanzaba alturas de más de 30 metros y algunos olmos enormes superaban los 38 metros.

Pocos bosques en el este de los Estados Unidos de principios del siglo XIX podían competir con el tamaño, la altura, la edad y la belleza de los árboles de los bosques del oeste del estado de Nueva York. La mano de la naturaleza había preparado y creado un verdadero santuario digno de la presencia divina. A través de los años, las manos de los administradores han conservado y hecho prosperar una parte de ese santuario.

Bosques de la granja de la familia Smith

Aunque la familia Smith deforestó unas 25 hectáreas de su terreno —suficientes para un huerto productivo y la granja— reservaron varias hectáreas de bosque al este y al oeste de la granja. No habrían pensado en cortavientos, microclimas y escorrentías de agua de lluvia como lo hacemos hoy en día, pero sí sabían que conservar el bosque era tan importante como despejar terrenos y convertirlos en campos, huertos y parcelas para edificar.

La cabaña, Olinda H. Reynolds, 2002

En el desarrollo de su granja, los Smith seguían las costumbres de la mayoría de las familias granjeras de principios del siglo XIX y así reservaron un tercio de sus tierras para la madera. De la madera extraída obtenían combustible, materiales para la construcción y el cultivo comercial de fresnos. Los Smith usaban el roble para construir barriles y otras maderas para hacer implementos para el hogar y la granja. Alvin, el hijo mayor, taló árboles de haya para construir la estructura de la casa familiar. También vendían atados de leña a los residentes locales1.

Además de la utilidad de la madera extraída, los bosques vivos de la familia Smith producían frutas, nueces y hierbas para la cocina y para medicinas. En el sector oeste de la arboleda crecía la mayoría de los 1500 arces, de los cuales la familia Smith extraía cada año un promedio de 454 kilos de azúcar2. Los árboles también proporcionaban refugio a pequeños animales de caza y eran una protección contra la erosión del suelo.

Lugar de oración

Sin embargo, los terrenos forestales de la granja de la familia Smith tenían otra función además de ser un depósito de materia prima para sostener la vida. El bosque también enriquecía la vida espiritual de la familia. En algún lugar del bosque de la familia Smith había un lugar tranquilo “al que solían acudir los miembros de la familia Smith para orar en secreto”3.

© por Walter Rane.

El hermoso sector al extremo oeste de la granja, tradicionalmente es honrado como la Arboleda Sagrada: el lugar donde Dios el Padre y Su Hijo, Jesucristo, se aparecieron a José Smith en la primavera de 1820.

José no era más que un muchacho cuando tuvo la visión en la arboleda. Las fuentes indican que, desde muy pequeño, él había meditado acerca de su situación ante Dios. Buscaba conocimiento espiritual a través del estudio de la Biblia y la asistencia a las reuniones religiosas; pero los acalorados debates religiosos de su época parecían confundir al joven José, especialmente al compararlos con la belleza y la armonía del mundo natural a su alrededor, de creación divina. Su experiencia reveladora en el bosque cercano a su casa le llenó el corazón con amor por muchos días4 y dio inicio a la dispensación del cumplimiento de los tiempos.

Cambio de propietarios

Luego de que la familia Smith se marchara de la granja en 1830, las técnicas agrícolas empezaron a cambiar. Los dueños posteriores de la propiedad de la familia Smith ampliaron las áreas cultivadas al talar casi todos los árboles al este de la granja y al reducir a solo 4 hectáreas la zona forestal al oeste.

La granja de la familia Smith en 1907, con la Arboleda Sagrada al fondo; fotografía de George E. Anderson

Cuando la Iglesia adquirió la propiedad de William Avery Chapman en 1907, él dijo que su padre, Seth°T. Chapman, había sido un amigo de la infancia de José°Smith. Los Chapman no llegaron a unirse a la nueva fe de los Smith, pero Seth le contó a su hijo que, desde que compró la granja en 1860, no dejó que hacha alguna tocara ningún árbol del sector occidental de la arboleda, porque José había identificado esa área como el lugar donde tuvo lugar su visión5. Pese a los cambios de propiedad y el uso del terreno por más de setenta y cinco años, cuatro hectáreas de la Arboleda Sagrada sobrevivieron como uno de los últimos vestigios de la vegetación original del oeste del estado de Nueva York.

La Arboleda en la actualidad

Casi dos siglos después de la Primera Visión, la arboleda aún conserva gran parte de su antigua belleza, aunque también ha habido cambios. Árboles de tamaño ya maduro en la época de José Smith aun engalanan este antiguo bosque, junto con muchos de crecimiento más reciente y otros que han sido plantados para extender los límites de la arboleda a sus dimensiones históricas y para fortalecer su parte interna.

En la actualidad, la Arboleda Sagrada se encuentra más saludable, mejor cuidada y más hermosa de lo que ha estado por muchos años. Las experiencias pasadas determinan el actual programa de mantenimiento profesional6. La conservación de un bosque es un compromiso a largo plazo, que requiere la transmisión de un sentimiento de mayordomía. La Iglesia conserva la Arboleda Sagrada como un lugar apacible para la contemplación. En la medida que los visitantes respetan el bosque vivo, al seguir las instrucciones de los guías profesionales, contribuyen a garantizar que las generaciones futuras puedan disfrutar de la serenidad y la santidad de esta tierra sagrada.

Las fotos de la Arboleda Sagrada de este artículo son de John Telford y son utilizadas por cortesía de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.