¿Por qué tener sitios históricos?

Jenny Lund

La Arboleda Sagrada, en el norte del estado de Nueva York (Estados Unidos) es uno de los principales lugares de interés histórico de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Sin embargo, no es el único. Desde Vermont hasta California hay más de dos docenas de lugares, que son propiedad de la Iglesia, además de uno en Inglaterra, que conmemoran la restauración del Evangelio y el compromiso de los Santos de los Últimos Días con el establecimiento del reino de Dios en nuestra época. Numerosos lugares históricos salpican el paisaje, entre ellos, templos, tabernáculos y centros de reuniones históricos. Para muchas personas, estos sitios son sagrados y despiertan una sensación de profundo respeto, reverencia y conexión personal.

La idea de los espacios sagrados data de la antigüedad. Cuando el Señor habló con Moisés desde la zarza ardiente, Él le mandó: “Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás tierra santa es” (Éxodo 3:5).

El concepto de conservar o marcar un lugar también se remonta a la antigüedad. Cuando el Señor guio a los hijos de Israel a la tierra prometida, Josué se detuvo, por orden del Señor, y erigió doce hitos de piedra para que las generaciones futuras recordaran las bendiciones de Dios sobre Sus hijos (véase Josué 4:19–22).

Al igual que estos relatos de las Escrituras afirman que los lugares en los que ocurrieron hechos importantes son sagrados y deberían ser recordados y honrados por el pueblo de Dios, en la actualidad la Iglesia identifica, conserva e interpreta los lugares importantes de la historia de esta dispensación. Estos lugares han sido santificados por las bendiciones de Dios a Su pueblo y por fieles Santos de los Últimos Días que han dedicado su vida a edificar el reino de Dios. Estos lugares dan testimonio de la Restauración y nos recuerdan las bendiciones de Dios y la fe, el compromiso y el sacrificio de Su pueblo.

La experiencia de una mujer

En diciembre de 1905, Edith Ann Smith se subió a un tren en Salt Lake City, Utah, en dirección a Vermont. Iba bien acompañada. El vagón también estaba ocupado por miembros de la Primera Presidencia y del Cuórum de los Doce Apóstoles, además de varios familiares y amigos. Se dirigían a dedicar un monumento en el lugar de nacimiento de José Smith, uno de los primeros monumentos históricos edificados por la Iglesia.

En la fila de atrás, la cuarta desde la izquierda, está Edith de pie junto a JosephºF. Smith frente al monumento a José Smith recién inaugurado.

Edith, quien tenía 44 años, era la historiadora no oficial de la familia de Joseph Smith, padre, y tuvo el honor de inaugurar el monumento en Sharon, Vermont. Además del lugar de nacimiento del Profeta, Edith y el resto del grupo visitaron lugares de interés histórico de la Iglesia en Nueva York y Ohio. Para muchos de ellos, esta era la primera vez que veían los lugares en los que comenzó la restauración del Evangelio. El momento destacado del recorrido posterior a la dedicación fue la visita a la granja de la familia Smith, la Arboleda Sagrada y el cerro Cumorah en Manchester, Nueva York.

Cumpliendo con su función de historiadora de la familia, Edith escribió un diario detallado. En cuanto a la Arboleda Sagrada, ella escribió: “Si hay algún terreno sagrado sobre la tierra, ciertamente el lugar donde el Padre y el Hijo se aparecieron en persona debe ser tierra sagrada”1. Mientras caminaban entre los árboles, recordó: “Muchos pensamientos acudieron a nuestra mente […]. No podíamos indicar el punto exacto en el que habían estado esos Seres Santos, pero nadie tuvo dudas de que en algún lugar cercano, el Padre y el Hijo se aparecieron a José Smith”.

JosephºF. Smith de pie en la Arboleda Sagrada en 1905

Luego, el grupo se reunió alrededor de un árbol que probablemente era una planta joven en el momento de la Primera Visión y cantó “La oración del Profeta”2. Invadió a todos los participantes un sentimiento de profundo respeto y asombro que proviene de estar en el lugar donde ocurrió un acontecimiento que cambió el mundo. De repente, las revelaciones y la historia que habían leído a lo largo de su vida adquirieron mayor claridad a medida que las imágenes, los sonidos, los olores y las sensaciones del lugar proporcionaban un contexto preciso en el que podían imaginar al profeta José caminando y arrodillándose para orar.

Fue un día inolvidable. La Iglesia no tardó en hacer arreglos para la compra de la granja histórica de la familia Smith, a fin de que los miembros de la Iglesia, a lo largo de las generaciones, pudieran vivir experiencias similares.

Las experiencias de miles

En la actualidad, los visitantes de todo el mundo pueden establecer una conexión con los lugares de interés histórico de la Iglesia. En ocasiones los visitan en persona y caminan por los senderos y las calles por los que caminaron José Smith y otros líderes de la Iglesia en sus días. Con mucha frecuencia, las visitas se realizan mediante fotografías y vívidas descripciones. Los estudiantes de la revelación moderna suelen considerar que los acontecimientos históricos de la Iglesia tienen más sentido cuando se establece un vínculo con los lugares y los contextos en los que ocurrieron. Una referencia vaga a la oficina de José Smith en el ático del Templo de Kirtland se vuelve clara de repente cuando el lugar se puede visualizar. Resulta fácil imaginar a José o a sus escribas trabajando en ese lugar.

La tienda y la casa restauradas de Newel K. Whitney en Kirtland, Ohio

Aunque los lugares suelen ser hermosos e impresionantes, son los relatos de las personas que vivieron allí los que calan más hondo en las personas en la actualidad. Personas como José Smith o los primeros pioneros se sacrificaron enormemente para edificar el reino de Dios y vieron la mano de Dios en sus vidas. Al ver los paisajes en los que tuvieron lugar experiencias importantes, se puede generar un profundo sentimiento de gratitud en aquellos de nosotros cuyas vidas han cambiado y han sido bendecidas gracias a la Restauración. Estos lugares pueden servir para abrirnos los ojos ante la belleza de los principios de la salvación y pueden motivarnos a aceptarlos con todo el corazón.

Imágenes cortesía de la Biblioteca de Historia de la Iglesia