“En la casa de mi Padre muchas moradas hay”

Jonathan A. Stapley y Amy Thiriot

El legado de fe de Green Flake

El 7 de abril de 1844, José Smith se puso de pie en su última conferencia general y pronunció el que muchos creen que fue su mejor sermón. Su tema —la relación entre el hombre y Dios— transformó el entendimiento de los miembros de la Iglesia restaurada. Ese mismo día, John Brown, un misionero en Misisipi, anotó en su diario: “Ordenamos a dos élderes el mismo día, el hermano James M. Flake y Washing[ton] N. Cook. También bauticé a dos hombres de raza negra, Allen y Green, que pertenecían al hermano Flake”1.

Green nació como esclavo en la plantación de Jordan Flake, cerca de Wadesboro, Condado de Anson, Carolina del Norte, a mediados de la década de 18202. Más tarde, el hijo de Jordan, James Madison Flake, llevó a Green a Misisipi para ayudar a colonizar la tierra que quedaba vacía después de la reubicación forzosa de los indígenas de las Cinco Tribus Civilizadas. Fue en Misisipi donde James, su esposa, Agnes Love Flake, y sus esclavos conocieron al élder Benjamin Clapp y se unieron a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

La familia Flake se desplazó primero a Nauvoo, Illinois, y luego a Winter Quarters. Cuando la primera compañía de santos partió hacia las Montañas Rocosas, tres familias de conversos procedentes de Misisipi enviaron a sus esclavos con la compañía de pioneros de vanguardia. Los esclavos Green Flake, Oscar Crosby y Hark Lay (posteriormente Wales) tenían que preparar las casas para las familias en su lugar de destino.

A pesar de que las referencias que los miembros de la compañía escribieron sobre los hombres de color que viajaban con ellos no eran muy halagadoras, estos fueron una parte vital de la ruta pionera3. Cuando Brigham Young cayó enfermo en el cañón Emigration, mandó a Green y a otros que se adelantaran para preparar el camino. Green condujo el primer carromato por el cañón Emigration,4 y para cuando el presidente Young llegó al valle, Green ya había plantado cultivos. Cuando James y Agnes Flake llegaron al valle del Lago Salado en octubre de 1848, se encontraron con que Green les había construido una cómoda cabaña de madera en la zona South Cottonwood, en el valle.

James falleció poco después y tres años más tarde su viuda Agnes y sus tres hijos pequeños se asentaron en San Bernardino, California. Agnes se llevó a su esclava Liz, pero dejó a Green en el valle del Lago Salado. Varios años más tarde, estando Agnes a punto de morir, solicitó a Amasa Lyman que le escribiera a Brigham Young para pedirle que vendiera a Green Flake a fin de recaudar fondos para la familia. No se efectuó venta alguna, tal vez porque Green se consideraba un hombre libre luego del fallecimiento de James Madison Flake en 1850.

Green Flake se casó con Martha Crosby, hija de Vilate Crosby y hermanastra de Hark (Lay) Wales y Oscar Crosby. Si bien todavía era una esclava, Martha se había bautizado junto con los miembros de la familia Crosby en Misisipi, casi al mismo tiempo que Green. Green y Martha tuvieron dos hijos, Lucinda y Abraham. Green vivió la mayor parte del resto de su vida en una zona del valle del Lago Salado conocida como Unión. Cultivó la tierra y participó en actividades mineras con familiares de Martha, Hark Wales y Miles Litchford. Green fue miembro activo del Barrio Unión.

Insignia del cincuentenario de la llegada de los pioneros conferida a Green Flake en 1897.

Con el paso de los años, Green se convirtió en un orador popular en las celebraciones del Día de los Pioneros. Durante las celebraciones de 1894, “Green Flake […] hizo unos comentarios interesantes, indicando que se sentía orgulloso de haber formado parte de aquel cuerpo honorable y honroso [el de los pioneros de 1847]5. En 1896, Green se mudó a Gray’s Lake, Idaho, para estar cerca de sus hijos y nietos, pero regresó a Salt Lake City en 1897 para la celebración del Día de los Pioneros. Un periódico describió a los sobrevivientes pioneros y proclamó que “Green Flake era uno de los más interesantes de aquellos veteranos, el único sobreviviente de color del grupo de 1847. Green es un caballero de edad avanzada, vigoroso, de espalda ancha, bondadoso y brillante, que vivió muchos años en el condado de Salt Lake, pero que ahora reside en John Gray’s Lake, Idaho. Usa anteojos, pero esa es la única señal de vejez apreciable en él. Su voz podría confundirse con una trompeta y camina como un soldado desfilando6.

Green falleció en 19037. The Deseret Evening News dijo en la ocasión de su muerte, que “el hermano Flake había alcanzado la honorable edad de 76 años, lo cual significa para todo aquel que lo conoció: 76 años de trabajo arduo y honrado para el beneficio de la humanidad y para la exaltación en el Reino de su Padre”8.

“El hermano Flake había alcanzado la honorable edad de 76 años, lo cual significa para todo aquel que lo conoció: 76 años de trabajo arduo y honrado para el beneficio de la humanidad”.

The Deseret Evening News

Sesenta años antes, cuando Green se unió a la Iglesia, un Setenta de color, llamado Elijah Abel, acababa de regresar de una misión, y los miembros del Cuórum de los Doce estaban promocionando la propuesta de José Smith de liberar a todos los esclavos en los Estados Unidos9. Sin embargo, al poco tiempo de la llegada de Green a la Gran Cuenca, los líderes de la Iglesia comenzaron a excluir del sacerdocio a los hombres de color, un cambio que también limitó el acceso de los miembros de raza negra al templo.

A pesar de este cambio, Green vivió su vida con plena fe10. Él esculpió una lápida para su esposa, que después compartieron ambos en el cementerio Unión. Encima de su nombre está grabado un texto desgastado y apenas legible: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay”. Esa oración se hacía eco de los sentimientos que José Smith predicó el día del bautismo de Green: “En el Reino de mi Padre muchas moradas hay. ¿Qué tenemos para consolarnos con relación a los muertos? Tenemos motivo para abrigar mayor esperanza y consuelo, respecto de nuestros muertos, que cualquier otro pueblo sobre la tierra, porque los hemos visto caminar dignos sobre la tierra y los que han muerto en la fe, ahora […] aguardan la resurrección de los muertos para ir a la gloria celestial”11.